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3.2.2.1. La educación emocional

Educar emocionalmente respecto a las relaciones de pareja durante la época escolar debe enfocarse en los valores de respeto, responsabilidad y libertad: “nadie me pertenece y no le pertenezco a nadie”, “no estoy obligada/o a establecer ni permanecer en una relación”, y “tampoco puedo obligar a otra persona a hacerlo”. Las y los estudiantes requieren saber que lo que sienten importa y que pueden expresarlo, es decir el autoreconocimiento y autogestión de todas esas emociones. Por lo tanto, la educación debe ser capaz de brindarle a las y los estudiantes herramientas para que aprendan a relacionarse respetuosamente, a tomar decisiones responsables en el momento oportuno y especialmente a cuidar sus capacidades emocionales, sin que pasen por episodios dolorosos que afecten su desarrollo y su desempeño escolar.

Asimismo debe existir una buena relación docente-estudiantes; evitar el rechazo, la culpabilización, las prohibiciones, la educación desde el miedo y la minimización de sus sentimientos ya que se coloca una barrera con el estudiantado y se dificulta el abordaje de la temática.

La educación sobre la afectividad requiere desmitificar algunas creencias, en especial la idea de “la media naranja” y la del “amor romántico de príncipes y súper héroes que salvan princesas”. El primero de estos mitos se fundamenta en la idea de la falta, la carencia y la incompletitud humana. María Elena Simón (2002) explica que, además, hay una concepción de la complementariedad de los sexos, la cual predomina y es expandida por la cultura patriarcal. Existe la necesidad cultural y social de emparejar heterosexualmente a hombres y mujeres para que cumplan con los roles y la división sexual del trabajo. Este mito, además, implica relaciones desiguales (sumisión y dominación) ya que las mitades de la naranja, en ese falso supuesto, no serían iguales.

El segundo mito se basa en la educación y socialización desde un modelo binario, femenino-masculino, que enseña a las niñas y las adolescentes a esperar el amor y que éste puede doler y hace sufrir y, a los niños y los adolescentes que el amor es garantía de sexo y que el sexo, entendido como contacto físico y coito, es su meta.

Los mecanismos de la cultura son tan poderos que graban esos mensajes en el esquema cognitivo de las personas y en sus sistemas de valores y creencias al cual se apegan y desde el cual viven e intentan resolver conflictos del amor idealizado al que se aferran.

 

Reflexión

reflexion construccion social del amor