1.2.2. Género como construcción social
El concepto de género fue introducido en las décadas de los 50 y 60 a partir de investigaciones en el campo de la psicología y la medicina. A partir de investigaciones acerca de la conformación de la identidad sexual, John Money, en 1955, y Robert Stoller, en 1964, incorporaron el concepto de género para explicar que, más allá de la condición biológica y fisiológica de las personas, existían dentro de la conducta humana aspectos como los pensamientos, sentimientos y deseos que a pesar de estar relacionados con lo biológico, eran aprendidos y construidos culturalmente.
Stoller señaló que el género “…es un término que tiene connotaciones psicológicas y culturales más que biológicas; si los términos adecuados para el sexo son macho y hembra, los correspondientes al género son masculino y femenino y estos últimos pueden ser bastante independientes del sexo biológico” (Stoller, p. 187).
Posteriormente, desde el movimiento feminista de los años 70 se acuña el concepto género para analizar y explicar las relaciones de poder y subordinación entre hombres y mujeres. Se crea lo que conocemos hoy como Sistema Sexo-Género, el cual hace referencia a la construcción de roles, tareas y comportamientos asignados a las mujeres y a los hombres a partir de su sexo biológico.
Esta división sexual de las tareas se conoce como Roles de Género, comportamientos y mensajes determinados por la cultura que moldean la expresión de lo que se considera socialmente masculino o femenino; surgen de ideas convertidas, tradicionalmente, en mandatos sociales al considerar que existen unas competencias y tareas exclusivas para las mujeres y otras exclusivas para los hombres; estas tareas reciben una valoración desigual que favorece las consideradas masculinas.
Los roles de género están directamente vinculados a los Estereotipos de Género que son ideas preconcebidas y generalizadas acerca de las aptitudes, deseos, emociones y subjetividades de las personas según sean hombres o mujeres. Por ejemplo la idea generalizada acerca de la realización personal de las mujeres a través de la maternidad, cuando en realidad no todas las mujeres desean cumplir ese rol.
Estos roles y estereotipos están asociados al ámbito de actuación de las personas según su sexo, haciendo una división histórica entre dos espacios de interacción, el espacio público y el privado. El espacio público: es el ámbito de desarrollo social, económico, político y cultural, donde se realiza el “trabajo productivo” y donde se recibe el reconocimiento social, este ha sido especialmente privilegiado para los hombres. El espacio privado: es el ámbito donde se desarrollan las relaciones primarias, personales y afectivas, el espacio para el cuidado, la intimidad, los oficios y tareas domésticas, es decir donde se realiza el “trabajo reproductivo”, asignado a las mujeres.
Actividad 2
Para ilustrar lo anterior, si lo deseas, puedes mirar este vídeo acerca de los estereotipos de género.
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